Hace algunos años mi esposo y yo dimos una clase a un grupo de padres. Esto es lo que mi esposo compartió:
Ser padre implica ejercer autoridad
Esto es algo que todo padre sabe, pero no necesariamente algo que todos practiquen. Antes de que el bebé llegue siquiera al primer año de vida, ya se habrán dado varias confrontaciones entre el “no” de la mamá y los llantos estridentes del pequeño que exige un “si”. El pequeño quiere salirse de la carreola, y la mamá piensa que no es buena idea; la niña quiere unos zapatos “modernos” y el papá piensa que están bien para una fiesta de disfraces pero no para salir a la calle; el niño exige un juguete y el padre sabe que querrá todos los juguetes y dulces que encuentre en el camino; la pre adolescente piensa que no tiene nada de malo que hable con ese chico, y los padres piensan que no tiene nada de bueno que lo haga… Si esta dinámica se repite por el tiempo suficiente, la palabra adolescencia pondrá nervioso al más valiente.
Aunque tus hijos son maravillosos, de todas formas tienen una vieja naturaleza en su interior la cual los lleva a ser rebeldes. Dicho de otra forma, ¿cuál es la expresión más común en tus hijos: “no quiero” o “como tú digas papi”?- Es un hecho. Nuestros hijos tienen un rebelde en su interior.
Por otro lado, la Biblia dice: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste… Ro 13.1-2
Tus hijos necesitan autoridades sobre sus vidas, y Dios te eligió a ti para ejercerla. Considera lo siguiente: Tú no elegiste los hijos que tienes, y posiblemente tus hijos no te habrían elegido a ti. Esto demuestra que es Dios quien te puso como la autoridad de tus hijos.
Dios ama a tus hijos y la sumisión es el camino principal a través del cual Él derramará su bendición. Un amigo nuestro le dice siempre a sus hijos: “Obedecer te conviene, Obedecer te conviene”. Creo que es una buena frase para incluir en nuestro vocabulario.
La Biblia menciona al menos en 8 ocasiones el mandamiento de honrar al padre y a la madre. Honrar significa otorgar un alto valor a alguien; y no puedes honrar a alguien sin dejar de reconocer su autoridad. Si enseñas a tus hijos que eres un representante de la autoridad divina y que cuando se someten a ti en realidad se están sometiendo a Dios, a tus hijos les irá bien y serán de larga vida sobre la tierra.
Recuerda, tú tienes la autoridad en tu casa porque Dios te la dio. Evita al máximo demostrar que eres más grande o usar expresiones tales como: “porque soy tu padre” o “porque lo digo yo”. Mejor di: “Porque Dios me eligió para ser tu autoridad en este tiempo”.
Claro que ejercer la autoridad no es automático ni mucho menos sencillo. Ejercer la autoridad incluso puede ser doloroso, pero no hacerlo produce a la larga más dolor y sobre todo daño.
David fue un hombre ejemplar, pero como padre falló penosamente al ejercer disciplina en sus hijos. En particular el pasaje de 2 Sam 13 al 18 muestra a un David que no ejerció la disciplina con su lujurioso hijo Absalón… y la final las consecuencias fueron terribles.
Elí también es un ejemplo de un padre permisivo que no quiso confrontar a sus hijos y que al final sufrió las consecuencias. (1 Sam. 2)
Si eres padre, tu responsabilidad es escuchar la voz de Dios y luego mostrar la dirección en la cual Dios quiere que vayan tus hijos. Si eres madre, tu papel es respaldar a tu marido y asegurarte de que tus hijos cumplan con las indicaciones que él dio. Vale comentar que el papel de las mamás es sumamente importante. Sobre todo porque la mayoría de los padres no pueden estar en casa para verificar que se haga lo que indicaron. En el mundo empresarial se usa mucho el refrán que dice: “una orden dada y no supervisada, no sirve para nada”. Mamá, asegúrate de supervisar que tus hijos cumplan con las indicaciones que dio papá.
Finalmente, cuando un hijo se somete de corazón y obedece a sus padres, Dios es glorificado.
Cristo modeló continuamente la sumisión a Su padre y así lo atestiguan los evangelios:
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Juan 4.34
“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”. Juan 5.30
“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió “ Juan 6.38
“Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” Juan 17.3,
Y de manera total y gloriosa lo demostró cuando dijo “si es posible, pase de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Mateo 26.39
Algunos sueñan con tener hijos que se conviertan en grandes científicos, empresarios, atletas o actores, y otros más espirituales sueñan con que sean pastores o se casen con un pastor, o al menos que sean directores de alabanza, pero creo que como padres cristianos debiéramos orar para que Dios nos de mucha gracia para desarrollar hijos sumisos que estén listos para decirle a Dios: hacer tu voluntad es mi deleite… sin importar el precio.
Elena Silva
abril 26, 2017Lilian me encanta, estamos en el mismo canal.