“Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla. Cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios, y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro. Esas personas no deberían esperar nada del Señor; su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen.”
Santiago 1:5-8 NTV
Al leer el versículo 5 que habla sobre la sabiduría, relacioné sabiduría con lo que dice el pasaje de Proverbios “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová” Temor de Jehová es tener conciencia de quién es Dios y de que está presente. Ese Dios misericordioso y amoroso pero también santo y celoso. Eso nos ayuda a tomar decisiones más acertadas en nuestro caminar. Es como le sucede a los niños pequeños, si saben que su papá o mamá está ahí, una de dos, o ya no tienen miedo de la oscuridad o de algún animal o por el otro lado deciden portarse bien. Ya no tienen duda en cuanto a qué hacer.
Esa parte de pida con fe (vs. 6) me gusta cambiarla por el verbo confiar, entonces es pedir confiando en la persona de Dios mismo, quien ya por naturaleza es alguien confiable. Solo podemos confiar en alguien si pasamos tiempo con él y lo llegamos a conocer más.
Y en el versículo 8, la persona que es de doble ánimo es aquella que no sabe si creer lo que el mundo dice o lo que Dios dice. Es inconstante porque no sabe qué decidir, y no sabe qué decidir porque no confía en la soberanía y el amor de Dios por él. En otras palabras no le conoce.
La fe siempre la habia visto como si fuera un “objeto” y que se pudiera contabilizar pero es más una relación de confianza, yo creo que por eso Jesús la comparó con un grano de mostaza, una muy pequeña cosa pero que se afianza en un Gran Dios. Es algo que se tiene que ir desarrollando, sin dejar de recordar que la fe es un fruto del Espíritu.
Lily